Hace no tanto tiempo los departamentos de TI solían limitarse a tareas operativas y asistían a clientes internos con un impacto indirecto en los objetivos corporativos. Aquí te mostramos cinco situaciones cotidianas que muestran el drástico cambio que han tenido en los últimos años y cómo hoy los negocios se centran en la tecnología.
Antes eran muchos los que recorrían las oficinas preguntándose a qué se dedicaban bien los personajes más silenciosos de la empresa. “Están con las computadoras” era una de las respuestas más frecuentes.
Ahora muchos negocios nacen directamente en lo digital o ponen la tecnología como motor de la estrategia, y lo que allí se desarrolla mueve gran parte de la facturación de una empresa. Al punto que los gerentes de TI toman decisiones de la misma complejidad y en ocasiones con mayor impacto que sus colegas de Finanzas o Comerciales.
Antes, hace cinco o diez años, era común que muchos empleados vieran los procesos relacionados a la seguridad informática como miedos exagerados de los técnicos. “123456” era la clave de usuario más común y si alguien bloqueaba la cámara de la laptop era un paranoico que se creía todas las teorías conspirativas.
Ahora la mayoría de las personas están tomando conciencia de los riesgos detrás de los procesos cotidianos. Las organizaciones se preocupan cada vez más por educar acerca de la protección de los datos o la encriptación de información confidencial.
Antes, si la empresa no tenía una dependencia fuerte en la tecnología, había una persona, “el de cómputos”, que trabajaba part time o incluso visitaba la empresa y se ocupaba desde reponer los teclados hasta actualizar el antivirus.
Con los años los negocios han sumado roles y saberes generando una demanda de especialistas en TI que absorbe y supera la oferta de los profesionales y recién egresados.
Ahora los equipos de TI suelen ser numerosos, las oficinas de TI crecen cada vez más y se adaptan a figuras nuevas como equipos especializados en pruebas o el data analyst que hace quince años no existían.
Antes, hace menos de diez años, el lanzamiento de una nueva aplicación o la actualización de un software eran etapas que no cambiaban radicalmente la rutina del negocio. “No lo subieron a la web aún, así que pase por sucursal y lo vemos” era una respuesta que obtenían los clientes a diario.
Ahora la web y la aplicación, son la empresa o el negocio mismo. El software ya no es un misterio para el usuario común porque incluso su diseño hace a la experiencia y al afecto que compradores y empleados sienten con la compañía. Lo que una empresa produce a nivel de soluciones informáticas es tan relevante como lo que sale de sus líneas de montaje o como el servicio personalizado que ofrecen a sus clientes.
Antes los conocimientos estaban centralizados en personas concretas y eran sobre sistemas analógicos únicos. Una persona se especializaba en una máquina que resolvía un problema: si la máquina fallaba y la persona no estaba, había que parar la empresa.
Ahora los conocimientos se comparten en equipo. Hay respuestas y tutoriales en la red. La pericia de los profesionales de TI no está en conocer los detalles de un sistema específico sino en poder resolver problemas de manera creativa y eficiente. Para eso aprenden y aportan a otros departamentos en colaboración. Son quienes conocen mejor el negocio para diseñar soluciones viables, y necesitan saber de ventas y de experiencia de usuario para asesorar al equipo comercial. Aportan con más dominio sobre la industria para resolver con eficiencia objetivos corporativos y ayudar a optimizar las operaciones.
En definitiva, la trascendencia de las áreas de TI tienen tanto peso que serán las que en el mediano plazo incidirán de forma directa en el crecimiento y el rumbo de las organizaciones.
El papel de quienes lideran los equipos de tecnología debe asumirse con la responsabilidad de tener en sus manos el negocio, su futuro y la satisfacción de sus clientes.
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